Lucha de humanidad

Convencernos a nosotros mismos.

Nos esforzamos por hacer lo que parece correcto a nuestros propios ojos,

convenciéndonos todos los días de nuestra vida.

Nos convencemos de que otros nos están haciendo mal y encontramos razones para cambiar nuestra culpa o culpar a otros.

A veces incluso creemos nuestras propias mentiras para liberarnos de nuestra conciencia.

Los humanos hacen esto durante toda su vida mientras encuentran consuelo en sus justificaciones.

Algunos no encuentran descanso más tarde cuando comienzan a cuestionar sus justificaciones anteriores.

Esto resulta en un esfuerzo por la confirmación de otros con respecto a la validez –o la invalidez– de juicios pasados,

aunque en última instancia somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones.

Hasta que dejemos de existir, seremos incapaces de librarnos por completo de nuestros errores, incapacidades e ignorancia.

Nuestra falta de comprensión completa debería dejarnos con el anhelo de adquirir conocimiento constantemente.

Los ojos de nuestra mente deberían ser,

primero,

enfocado en adquirir conocimiento y luego

aplicándolo también.

Sin embargo, hay muchos que pueden obtener conocimiento pero no están poseídos por la voluntad de aplicarlo.

Todos ganamos conocimiento y lo aplicamos hasta cierto punto,

aunque todo se basa en nuestra forma de ver la realidad,

y la importancia que le damos a tales cosas.

Si uno es criado para dar poca importancia a tales asuntos,

entonces es seguro concluir,

con razonamiento sólido,

que la medida en que podemos obtener y aplicar conocimiento es limitada,

primero a nuestra educación,

y segundo,

a las constantes elecciones individuales,

hacemos a lo largo de nuestra vida.

Sabiendo esto,

podemos luchar racionalmente para tomar decisiones basadas en el aquí y ahora,

y no aferrarnos a creencias simplemente porque fuimos criados con ellas,

sino porque se alinean con la realidad.

Deja un comentario